EL DHARMA DEL CORAZÓN
Decir dharma es decir corazón, pues no existe dharma separado del corazón. El corazón no es otra cosa que dharma, pues no existe corazón separado del dharma. Este corazón es vacío en sí mismo, aunque este corazón vacío tampoco existe. Cuando el corazón vacío es escudriñado por el corazón, éste lo imagina como un objeto específico del pensamiento. Sólo existe el testimonio del silencio, que va más allá del pensamiento. Por eso, se dice que el dharma corta de raíz el paso a las palabras y pone fin a toda forma de actividad mental. El corazón es la fuente, la naturaleza pura de Buda que es inherente a todos nosotros. Todos los seres vivos, por mezquinos que sean y deshumanizados que estén, no son en este sentido distintos de los budas y bodisattvas: están hechos de la misma sustancia. Los seres crean su karma y recogen su resultado tan sólo debido a su imaginación y a su falso discernimiento. Sin embargo, en su naturaleza búdica no existe tal correspondencia. La esencia es vacuidad y permite que todo fluya a través de sí; es silenciosa y calma, irradia luz; es paz y produce dicha. Cuando experimentas una profunda introspección en dicho estado, espontáneamente descubres que todo lo que necesitas está ahí, es perfecto y abundante; y nada en ti es carencia o defecto.
