SOMOS

Somos inmateriales.
Somos insustanciales.
La propia esencia de lo que somos va más allá de la decadencia y la transitoriedad.
Sí, nuestro cuerpo es transitorio, pero nuestra verdadera naturaleza, no.
Nuestra verdadera naturaleza es inmortal y divina, trasciende todas las imperfecciones.
Por eso todos somos iguales, todos somos uno.
No hay nadie que sea mejor o peor que los demás.
Cuando alguien manifiesta su verdadera naturaleza, vive con amor, amabilidad y alegría.
Causa menos dolor a quienes lo rodean.
Cuando meditamos, tarde o temprano descubrimos que no se trata solo de una teoría abstracta, sino que se corresponde con la verdad, con la realidad.
¿Cuál es nuestra verdadera naturaleza sino es el cuerpo?
Hay muchas palabras que podemos utilizar para describirla.
En el budismo la expresión más simple que podemos emplear es <<naturaleza búdica>>.
La definición de naturaleza búdica es que ya somos iluminados.
Ya somos perfectos tal como somos.
Cuando nos damos cuenta de esto, somos perfectos.
Cuando no nos damos cuenta, también lo somos.
Nuestra verdadera esencia va más allá del nacimiento y de la muerte.
No puede enfermar nunca.
No puede envejecer nunca.
Está más allá de todas la circunstancia.
Es como el cielo.
No es una teoría.
Esa es la verdad que sólo se puede comprender en el reino de la conciencia iluminada.
Esta conciencia es sorprendentemente accesible para todos nosotros.