Usted no es el hacedor.
¡Usted nunca ha hecho nada! Puesto que la mente se ha concebido a sí misma como un individuo también se concibe a sí misma como el Pensador y también el ‘Actor’ o 'Hacedor’. Sin embargo, no es nadie. La mente no es una 'cosa’ o entidad, sino un proceso. El proceso del pensamiento. Simplemente un proceso que está ocurriendo automáticamente, el mismo que hace que el corazón esté latiendo automáticamente. Esta es la razón por la que no podemos vivir la vida perfecta, aunque nos hayan enseñado cómo debe actuar una 'buena’ persona. Sabemos que no deberíamos enojarnos con nuestro cónyuge o nuestros hijos a los que amamos, pero a pesar de nuestra mayor determinación, lo hacemos. ¿Por qué? Porque no somos el pensador de nuestros pensamientos ni el hacedor de nuestras acciones. Porque ellos no son nuestros pensamientos o nuestras acciones. Ni siquiera somos el experimentador de la experiencia. ¿Qué somos? Somos lo que percibe la mente y eso no es nadie. Somos lo que percibe la acción, pero no somos el hacedor. Nunca lo fuimos. Nunca hemos hecho cosas malas y nunca hemos hecho cosas buenas. Los pensamientos son afectados por el medio ambiente (como este artículo), los hábitos y tendencias internas, y por el concepto mental de un 'yo’, pero no por un 'yo’ real. Somos incapaces de interferir con la mente. ¿Por qué? Porque no hay nadie que interfiera. No somos nadie. Por lo tanto, no podemos tener ninguna voluntad en absoluto. El concepto de ser un individuo es un invento de la propia mente. Es un artefacto de la forma en que la mente funciona. La sensación de volición es una ilusión generada por este concepto del 'yo’. No podemos encontrar nunca nuestra propia voluntad (volición) en ninguna acción. Todas las llamadas acciones son en realidad una reacción automática de la mente acompañada de una sensación de volición. ¡No soy 'yo’, es la mente actuando automáticamente por su cuenta! Simplemente observa la mente. Sé consciente de ella. Eso es todo lo que se puede hacer porque eso es todo lo que estamos haciendo ahora mismo. Eso es todo lo que siempre hacemos. Eso es todo lo que siempre hemos hecho. Es la mente la que piensa y siente de otra manera y nosotros somos lo que es consciente de lo que la mente piensa y siente. Nosotros estamos perfectamente abiertos, vacíos y calmados. No estamos en el espacio o el tiempo. Nunca podremos ser afectados en modo alguno. No tenemos necesidades o deseos de ningún tipo. Nosotros sólo brillamos relucientemente, sin esfuerzo. Somos lo que percibe lo que está apareciendo. De hecho, es debido a esta percepción que todo aparece en absoluto. Lo que somos es la seidad de lo que aparece. La esdad, o la soydad, si lo prefiere, de la sensación misma de “yo soy”. Otra forma de decirlo es que somos la Conciencia en la cual todo aparece (el aquí-ahora, el sentido de presencia, consciencia). Observe que simple y solamente somos la conciencia de la mente mientras esta actúa por su cuenta. Toda sensación y sentimiento le pertenece a ella, a la manifestación… no a nosotros mismos. Con todo lo que aparece de cualquier forma, podemos decir 'Yo no, yo no’. Somos el Observador, no el pensador, o el hacedor, o el experimentador. Una vez que esto está profunda y completamente comprendido, la mente puede abandonar su sentido de volición y su sentido de ser un individuo, relajarse y ser simplemente conocimiento. Todo sucede por sí mismo. Todo sucede como debería. Todo sucede como debe ser. Cuando la mente abandona su sentido del yo y de volición hay el más profundo sentido de completa paz y realización. Es la Beatitud de la que hablaban los antiguos maestros. Todo temor desaparece. Ahora estamos mirando desde nuestra verdadera Fuente (como siempre hemos estado, pero sin darnos cuenta), el Absoluto intemporal e ilimitado. Lo inmanifestado. Esto es lo que todos somos. Esta es la fuente última de luz de nuestra conciencia. Estamos percibiendo lo manifestado desde su fuente, lo inmanifestado y se desarrolla espacial y temporalmente porque ES eterno.
